DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESÚS

 

En mayo del 2007 se celebró la Quinta Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, en la ciudad de Aparecida (Brasil), ahí se nos presenta un nuevo desafío a los cristianos: ser Discípulos y misioneros de Jesús, para que nuestros pueblos en Él tengan Vida”.

Jesús nos invita a que vayamos junto a nuestros hermanos, para caminar a su lado e infundirles esperanza y consuelo. Llevemos  nuestra fe con alegría y coherencia.  

Noviembre del 2012

Es en la fragilidad donde somos llamados a ser mensajeros del Amor de Dios. Esta misión  no sería plena si excluyera  nuestras caídas, nuestros fracasos, nuestras luchas cotidianas: es en ella donde la vida de Jesús se manifiesta y se hace anuncio salvador. Gracias a ella descubrimos los dolores del hermano como propios. Y desde ella, la voz del profeta se hace Buena Nueva para todos:

“Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes;   digan a los que están desalentados: «¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios!... Él mismo viene a salvarlos!».

Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo, los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.”

Isaías 35, 3.5

 2 de agosto del 2011

Desde la provincia de Córdoba, Argentina, Fray Heraldo Juan Avellaneda nos envía sus saludos en el Día de Nuestra Señora de los Ángeles y nos invita a seguir el ejemplo de María.

María o la Indulgencia para todos. (Ver: 2 Cel. 198)

 María estuvo presente a lo largo de todo el Itinerario de Francisco. Él siempre se sintió particularmente protegido por la Santísima Virgen, ya que la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, en el valle del pie del cerro donde se levanta Asís, fue el primer cobijo estable de su Fraternidad.

María fue, junto con su Hijo bendito, el modelo de pobreza y entrega que Francisco quiso imitar. Según parece, la respuesta de María al Ángel, en el idioma que hablaba la Virgen, fue: "He aquí la Pobre del Señor". La pobreza se hizo entrega, devolución agradecida de todo lo que se ha recibido del Señor.

La imitación de María va más allá. A una mujer que alababa a María porque lo había engendrado y cuidado en su infancia. Jesús le hizo ver que la grandeza y felicidad de su Madre radicaba en haber respondido con generosidad a la Palabra de Dios. (Le. 11 27). Francisco sabía que todos podemos ser, como María, "Madres de Cristo”, si dejamos que la Palabra de Dios se haga carne en nosotros y hacemos que Cristo venga a nuestro mundo mediante nuestras buenas obras, de amor, paz y Justicia. Tal es la meta de la auténtica devoción a la Santísima Virgen.

María Santísima le obtuvo de Jesús la indulgencia de la Porciúncula. Era y es la indulgencia de los pobres, de los que no podían emprender grandes peregrinaciones requeridas para ganar otras indulgencias. Francisco quería poner los tesoros de la gracia al alcance de todos y María le ayudó a hacerlo.

Desde los comienzos de la Familia Franciscana los hermanos vieron a María, sobre todo como la Inmaculada, la sin mancha. La veían así porque la veían muy unida a Jesús. Fueron ellos los primeros propagadores de la devoción de la Inmaculada Concepción de María.

 El franciscano ama a María y procura imitar su pobreza generosidad y servicialidad.

El franciscano, con la ayuda de María y en honor de la Señora Inmaculada, procura hacer llegar la salvación a todos» pero especialmente a los de menores recursos económicos, intelectuales o morales.

El camino es claro. Al recorrerlo irán apareciendo numerosas sorpresas. Se descubrirán nuevas perspectivas, quizás nunca antes apreciadas por nadie. No faltarán dificultades, tropiezos y caídas. El principal peligro será siempre el desaliento, la pérdida de la esperanza.

Quizás encontremos heridos al costado del camino. No pasemos de largo. Detengámonos a ver en qué podemos ayudarlos. Tal vez en otra oportunidad necesitaremos que otros hagan lo mismo con nosotros.

"De todos maneras, cualquiera sea el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino” (Fu. 3.16).

"Comencemos, hermanos a servir a Dios, porque hasta aquí poco y nada hemos adelantado (1 Cel. 103).

 En el día de Santa María de los Ángeles… que el amor y la misericordia del Señor los cobije…

 Fr. Heraldo


 Lulio del 2011

Fray Jorge nos relata  su peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Itatí


Hola, paz y bien

Hace tiempo que me venían invitando para participar de la peregrinación a Itatí, pero a caballo con la gente de San Luis del Palmar... Quien me invitó este año con insistencia, fue Rubén Leiva, feligrés de la parroquia, ministro extraordinario de la Eucaristía junto a su esposa Analía Piazza, y su hijo Eugenio... Al comienzo de este año decidí hacerlo... escuché de todo: "para qué vas a ir", "pobre caballo", "hace tanto que no andás a caballo", "¿sabés andar a caballo?", "mirá que el camino es largo, te vas a paspar y te va a doler todo", etc., etc. Nada de esto detuvo la principal motivación que tuve al decidirme a partir: ir al encuentro de mi Madre... un hijo hace lo que sea, y es capaz de aguantar lo que sea para ir al encuentro de su Madre.

En el verano, cuando pasé unos días en la casa de mis padres, recorriendo uno de los rincones de mi casa natal, encontré el basto, la encimera, los estribos, la cincha... todo lo que mi hermano Guillermo usaba cuando participaba de la delegación gaucha de mi pueblo... no estaban en buenas condiciones, pero de igual manera, le pedí a mis padres que me lo dieran, que los iba a usar para ir cabalgando a Itatí... mi padre me miró y su mirada fue de interrogación... "Si papi", le dije... este año voy a ir... María me espera... por vos, por la mami, por todos... Mi promesa ya estaba hecha... a ejemplo de tantos hermanos y hermanas correntinos, me sentí, por ese momento, un promesero más... el camino ya estaba trazado...

Durante todo este tiempo, comencé a guardar en el corazón todo lo que le iba a llevar a mamá María... personas, los frailes, situaciones, la comunidad, mi historia... cosas que uno le cuenta solo a su madre... el morral se me hacía chico... pero siempre había un lugarcito...

Llegó el día, todo estaba hablado y preparado... desde aquel día que yo había llegado a Corrientes de mis vacaciones, le había dado a Rubén parte del apero que yo tenía, para que las ponga en condiciones... "Conseguite un buen pañuelo, unas botas, y un sombrero", me dijo... "Tengo una buena boina surera, alpargatas y el pañuelo que usara mi padre de gurí", le dije... Así nomás, medio pobre, pero feliz y con el corazón regocijado, salimos rumbo al Club Hípico Santa Catalina de la ciudad de Corrientes... allí nos esperaban nuestros caballos y el resto del grupo con el que iríamos hasta San Luis del Palmar, y desde allí a Itatí... Cuando subí al alazán llamado Albino... ¡cuántos hermosos y gratos recuerdos de la infancia!... recordé el campo, mi nono, las carneadas... aquel olor a campo... origen y raíz de lo que soy... Me pidieron la bendición... todos se quitaron sus sombreros, sus boinas... y juntos imploramos la bendición de Dios y nos encomendamos a la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí... A las 8.00 salimos de la ciudad de Corrientes, y luego de salir de la ciudad y atravesar varios kilómetros de campos... llegamos a las 17.30 a San Luis del Palmar... En la mitad de camino, el primer problema... se corta uno de los tientos de mi estribo... como hacía demasiado tiempo que no se usaba, y se lo había engrasado de nuevo para volverlo a usar, cedió y se cortó... Rubén transformó lo que para mí era un problema en algo sencillo... rápidamente consiguió del apero otro tiento y volvió a atar el estribo... Llevábamos agua para el camino...

Al llegar a San Luis, comencé a sentir los primeros dolores en las piernas... algo lógico para alguien que hace años que no anda tanto tiempo a caballo y con unos cuántos kilos demás... pero contento por el camino emprendido...  Al ingresar al pueblo comprobé lo que muchos me decían, jinetes y carros por todas partes, carpas, familias enteras compartiendo, dialogando entre ellos... todos comenzaban a llegar de diversas localidades de Corrientes y de otras provincias...

Al día siguiente, las campanas del templo, anunciaron la salida de "San Luisito", eran las 8.30hs.; luego de la bendición del párroco, p. Epifanio Barrios, frente a la iglesia del pueblo, partimos en caravana hacia el primer destino: San Cosme. Al salir del pueblo, era un solo bloque de caballos y carros... todos saliendo por la calle principal... saludos, bocinas, mucha alegría... al salir a la ruta, se podía mirar hacia atrás y hacia adelante y era una columna interminable... Todos nos saludábamos... ¡éramos todos peregrinos y promeseros rumbo a la casa de mamá María!... caballos con niños, mujeres, carros que llevaban charqui y chorizos colgados, gallinas en canastos... fardos para los caballos... nos esperaba por delante un camino de tres días... y muchos o casi todos, regresarían también peregrinando. Llegamos a San Cosme, a las 16.30hs. Todos comenzaron a acampar... atender a los caballos y a descansar. A las 18.30hs., Mons. Andrés Stanovnik presidió la Eucaristía...

Al día siguiente, 8.00hs. nos disponíamos para partir nuevamente rumbo a la Basílica de Itatí... una sorpresiva noticia tiñó de tristeza la partida, un camión había atropellado a un carro, dando muerte a una persona y al caballo... al pasar por ese lugar, vimos a un perro, que como signo de fidelidad y de cariño, había quedado al lado del caballo, como esperando una respuesta... de su entrañable compañero... que ya no iba a cabalgar más... Este tramo fue más corto... con Eugenio y Rubén, compañeros de camino, al ingresar al "atajo" con nuestros caballos, paramos a darles de beber, y comenzamos a rezar el Rosario... como preparando el corazón para el encuentro con la Madre. La alegría nos embargaba cuando comenzamos a vislumbrar desde lejos la cúpula de la Basílica..., galopamos, y el “sapukay” comenzó a salir repentinamente... era la alegría de quien ve cumplida su promesa... Como nos habíamos adelantado un poco, llegamos antes que el resto de la peregrinación... tuvimos tiempo de ingresar con los caballos al pueblo, y llegar frente al mismísimo templo... desensillar e ingresar a los pies de María para agradecerle y entregarle mi morral lleno personas, situaciones, peticiones y acciones de gracias... Los tres, fusta en mano, y medio cansados ingresamos despacio y con una actitud reverente y piadosa, nos arrodillamos frente a la imagen original de Itatí que habían bajado del camarín, y que estaba al lado del altar... allí nos alcanzó el silencio, la emoción y las lágrimas... ya estábamos en los brazos de Mamá... nuestra promesa estaba cumplida...

No pudimos contener la alegría, cuando toda la peregrinación llegó, fuimos a su encuentro, nos sumamos con nuestros caballos, y mientras las imágenes de María de Itatí y de San Luis se unían, todos acompañamos el ingreso al pueblo, con carros y caballos... la alegría y el llanto, el sapukay y los abrazos... expresión correntina de piedad popular, de agradecimiento en peregrinación... Gracias Madre por esta experiencia, gracias por la fidelidad de los esforzados caballos, gracias por la familia Leiva que me cuidó como un hijo más, y gracias por haberme dejado vivir de cerca esta expresión correntina que me llenó el alma...

Fray Jorge




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