NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ, PATRONA DE LA PROVINCIA DE CORRIENTES


Hela ahí, es Ella, la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí, sí  es  la misma María de Nazaret, que hace más de dos mil años le dijo “SI” al Señor con estas palabras:  “…hágase en mí según tu voluntad…”, es la misma a quien Jesús, desde la cruz, la nombró Madre de toda la humanidad, la que en el Calvario permaneció de pie junto a la cruz, herida profundamente en su corazón de Madre, pero erguida y fuerte en su entrega.

 Es Ella, la que inspiró a San Francisco de Asís, en el culto a la Inmaculada Concepción; la que escuchó las incesantes plegarias y el cotidiano e incalculable rosario del Padre Pío de Pietrelcina.

Es Ella, la que cruzando mares llegó al nuevo continente para presidir la gran cruzada evangelizadora de la fe. Es la misma María de todos los tiempos, la que se adentra en sus hijos, para dejarles su Amor y aunque se cambie de atuendo, según el lugar que vaya, es siempre la misma, es Ella la Madre de JESÚS y Madre nuestra.

Itatí, ( Itatí viene de la lengua guaraní "ita", roca, y "tí ", blanca, o sea, “piedra blanca”, por los yacimientos de cal que  existían en el lugar) es una pequeña localidad de la provincia de Corrientes, en la República Argentina;  distante a unos 70 Km. de la ciudad capital.

Surge ante el caminante como un pintoresco pueblo detenido en el tiempo, situado sobre una punta de piedra, en la margen izquierda del caudaloso Paraná,  rodeado por una vegetación abundante, que en los calurosos días de verano da cobijo al peregrino. Está coronado por el imponente Santuario, siendo éste uno de los más importantes de América del Sur, que en contraste con su entorno resulta una verdadera obra maestra de la arquitectura, considerándose único por su diseño y magnitud. Tiene 80 metros de largo por 70 de ancho, y una cúpula central con un diámetro de 28 metros. En la cúspide, hay una imagen de la Virgen hecha en bronce, que mide siete metros y medio de altura, la corona se encuentra iluminada por lamparillas eléctricas que  son  faro para  los navegantes y  guía propicia para los peregrinos. Su  altura total es de 83 metros, y tiene una capacidad para 10.000 personas.
 



ORIGEN  HISTÓRICO  DE  ITATÍ

La imagen de la Virgen de Itatí está tallada en madera de timbó y el rostro en nogal. Mide un metro con veintiséis centímetros de alto. Tiene sus manos juntas en posición de oración, viste un manto azul y  su túnica es blanca. La talla se considera que fue realizada por un artista indígena, de una de las tantas reducciones que jalonaban el Alto Paraná. Algunos historiadores aseguran que fue esculpida por el mismo cacique Yaguarú.(Lobo grande)

Es de una incomparable belleza,  su tez morena y su dulce mirada de Madre, hacen que su rostro  transmita al visitante una inmensa sensación de paz y de amor.

Nuestra Señora de Itatí, considerada "Reina de la Civilización en la Cuenca del Plata", es una de las imágenes marianas más antiguas de la República Argentina.

En 1528, Sebastián Gaboto, explorando el Alto Paraná, desembarcó en un puerto al que dio el nombre de Santana. El paraje era conocido con el nombre de Yaguary, por pertenecer a los dominios del cacique Yaguarú y su tribu de la etnia guaraní. Éstos eran sedentarios y agricultores; de naturaleza pacífica, hospitalaria, y bondadosa, lo que les permitió someterse sin violencia al mandato de los conquistadores.

Desde ese año, los franciscanos arrojaron la primera semilla de la evangelización  en el paraje de Santa Ana, llamado también Reducción de Yaguary; donde prevaleció desde un principio la devoción a la Inmaculada Concepción de María.

Según la tradición la imagen habría sido encontrada en el curso del Alto Paraná, no lejos del puerto de Santa Ana, por un grupo de indios. Éstos vieron a la Virgen Inmaculada sobre una piedra, rodeada de una luz muy brillante y acompañada de una música sobrenatural. Fray Luis Gámez ordenó el inmediato traslado de la figura a la reducción, pero la imagen volvió a desaparecer en dos ocasiones, retornando a su lugar cerca del río.
Los religiosos comprendieron cuál era la voluntad de la Santa Madre, y se dispuso el traslado del asentamiento a las inmediaciones del lugar del hallazgo. Motivo por el cual el primitivo puerto quedó abandonado y le fue puesto el nombre de Tabacué,(Expresión guaraní  formada por dos vocablos: "Taba": pueblo y "cué": viejo, antiguo), ese lugar se encuentra hoy cubierto por un espeso bosque que dificulta  el  acceso.

En 1615 el franciscano, fray Luis de Bola­ños, gran conocedor  del  idioma guaraní  y de mucho prestigio entre los indios, fundó la nueva reducción a la que dio el nombre de "Pueblo de Indios de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí". Con el tiempo, el lugar comenzó a conocerse simplemente como Itatí. Fray Luis de Gamarra, párroco del lugar, fue el primero en dar a conocer los milagros de la Virgen. En la Semana Santa de 1624 tiene lugar la primera transfiguración de la Virgen, que duró varios días. Gamarra relata en un documento de la época: "se produjo un extraordinario cambio en su rostro, y estaba tan linda y hermosa que jamás tal la había visto". Las transfiguraciones se repitieron a lo largo de los años.

Los milagros y las curaciones son incontables, pero quizás el más    extraordinario  y espectacular ocurrió en 1748. En ese año hubo un gran malón que buscaba destruir y saquear el poblado, pero cuando los indios rebeldes llegaron  hasta las puertas  de la Reducción de Itatí, se abrió ante ellos una ancha y profunda zanja que les  impidió el paso. Ante este hecho se retiraron despavoridos, y los habitantes del lu­gar, en su mayoría  indios  del cacique Yaguarú, acudieron emocionados a la capilla para agradecer a su Virgen protectora. En ese lugar, aun se conserva  la evidencia del hecho y es conocido con el nombre de: "El Atajo".

El 16 de julio de 1900, la imagen de la Virgen de Itatí fue solemnemente coronada por voluntad del Papa León XIII, y por otra resolución de la Santa Sede, fue proclamada patrona de Corrientes en 1917.
Cada año alrededor de 2 millones y medio de fieles, no sólo de Argentina, sino también de otros países sudamericanos, se dirigen a la gigantesca Basílica a dar testimonio de su devoción y amor por Nuestra Señora de Itatí.

Quiera el Señor, que esta pequeña historia del GRAN AMOR DE MARÍA  por sus hijos, aporte  su granito de arena para que el mundo crea, tenga  fe y esperanzas renovadas en la infinita misericordia de María, porque nunca nadie se pierde si es estrechado por los brazos de la Madre.

FUENTES: " Nuestra Señora de Itatí" de Hernán Gómez. "El Viejo  Taragüy"de Francisco Manzi. "Novísima Historia de Corrientes" de Antonio Emilio
ara Castello. "Crónica Hitórica de Corrientes"de Manuel Florencio Mantilla. "Diccionario de la lengua guaraní" de Ricardo Dacunda Díaz. 

 Con los pies sangrantes, pero llenos de fe y esperanza van llegando los peregrinos para rendir homenaje a Nuestra Señora de Itatí.




PLEGARIA DEL PEREGRINO

Oh Madre del cielo, camino a Jesús
concede a tu pueblo tu gracia y tu luz;
Oh Virgen sin mancha, Amor de Itatí,
tu amparo nos lleve al puerto feliz.

Un día llegaste buscando este suelo,
la selva y el río te hicieron altar;
cantó tus plegarias el gran misionero
y el indio a tus plantas te supo alabar.

Tus hijos andamos por tierra y por agua,
a pié o a caballo buscando tu hogar,
tu templo es la dulce mansión de bonanza,
regazo materno de amor y de paz.

Portentos de madre conocen tus hijos,
lo muestra el Atajo, lo vio Tabacué,
sanó a los enfermos tu amparo bendito
y diste a las almas el sol de la fe.

* Atajo y Tabacué: ver referencias en "Origen histórico de Itatí".

Vistas del paraje Tabacué a orillas del río Paraná, lugar donde fuera emplazado el puerto  de Santa Ana. Una solitaria cruz de madera, es el vivo recuerdo del antiguo  asentamiento.



TESTIMONIOS:

 Así como los indios en otros tiempos fueron testigos del milagro del “Atajo”, hoy los portentos de nuestra Madre, se cuentan de a miles y uno de ellos es el siguiente:

Alfredo Eduardo Ellero, un correntino de fe y peregrino de la virgen de Itatí, oriundo de la ciudad de Curuzú Cuatiá, cuenta que el 24 de febrero de 1995, estaba transitando desde Corrientes hacia Buenos Aires, cuando de pronto el micro en el que viajaba sufrió un accidente. Cinco horas después del hecho, Alfredo despertó en una morgue, rodeado de cadáveres, no comprendía nada de lo que estaba viendo, tampoco sabía que a  sus familiares les habían comunicado  de su fallecimiento y  que se encontraban viajando hacia el lugar del accidente para reconocer y retirar su cadáver. Integrantes  de las fuerzas de seguridad tenían en su poder el certificado de defunción, expedido por el médico que verificó el deceso; mientras tanto, los medios de comunicación daban la  noticia del fatal suceso en el que perdiera la vida Alfredo Ellero.

“Contar todas las peripecias que pasé desde esa fecha y en los dos meses siguientes, amén de haber perdido la visión del ojo izquierdo, sería muy doloroso…”, dice el peregrino.

El 13 de agosto de ese año, ya recuperado y en agradecimiento a la Virgencita india por haberlo vuelto a la vida, inicia su cabalgata de la fe, llevando consigo una imagen centenaria de Itatí.

Hasta la fecha, ha recorrido a caballo más de 20.000 Km, por distintos puntos del país y del MERCOSUR, a lo largo de todo el trayecto nuestra Madre va derramando abundantes bendiciones, de la mano del "Peregrino de la fe". 


Cruzando ríos, esteros, montes, llanuras... salvando todo tipo de  dificultades, la Madrecita Gaucha llega a caballo, hasta los más humildes y alejados lugares para curar el alma de su pueblo y colmarlo de bendiciones.






Nuestra Señora de Itatí, llega hasta la Provincia de Salta-Argentina- en su recorrido con el "Peregrino de la fe"


Ni las inclemencias del tiempo,ni los caminos polvorientos, nada detiene a la Madre en su peregrinar por su provincia guaraní.

Trabajo de investigación realizado por Susana Bagliani
 

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