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ORACIONES Y CANCIONES
“QUÉDATE SEÑOR CONMIGO”
Hermosa oración del Padre Pío para escuchar y meditar. Ver acá DAME SEÑOR UN CORAZÓN NUEVO CORAZÓN DE JESÚS, dame hoy un corazón nuevo. Un corazón sin amarguras. Un corazón sin resentimientos. Un corazón joven, capaz de olvidar las ofensas. Dame hoy un corazón que sepa tener esperanzas, Cuando todos los demás las pierdan. Un corazón amable que sepa sonreír aún con lágrimas. Dame un corazón que no pierda nunca la confianza en los hombres, Aunque fallen mil veces. Un corazón que sepa siempre ser sincero, generoso y desinteresado, Aunque sienta el peso del egoísmo y la fuerza de las pasiones. DAME, SEÑOR, un corazón amable y optimista como el tuyo. Un corazón lleno de paz y de bondad. Un corazón que ame realmente y nunca se canse de dar y de pedir perdón. Amén.
La siguiente Novena la recitaba diariamente el Padre Pío, por todos aquellos que solicitaban sus oraciones.
Se invita a los fieles a decirla todos los días, confiando en la intercesión del Santo de Pietrelcina
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
NOVENA A SAN PÍO DE PIETRELCINA 1- Hacemos la señal de la Cruz. 2- Rezamos el Acto de Contrición. 4- Pedimos la gracia que deseamos. 5- Rezamos la oración de intercesión al San Pío de Pietrelcina. ASÍ REZABA SAN PÍO: Primer día Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente para no olvidarte. Tú sabes con cuanta facilidad te abandono. Quédate conmigo, Señor, porque soy débil y tengo necesidad de tu fortaleza para no caer tantas veces. Segundo día: Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi vida y sin ti disminuye mi fervor. Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi luz y sin ti quedo en tinieblas. Tercer día: Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad. Quédate, Señor conmigo, para que oiga tu voz y la siga. Cuarto día: Quédate Señor, conmigo, porque deseo amarte mucho y estar en tu compañía. Quédate conmigo, Señor, si quieres que te sea fiel. Quinto día: Quiero un amor ferviente y profundo. Quiero amarte con todo mi corazón, aquí en la tierra para seguir amándote con perfección por toda la eternidad. Sexto día: Quédate, conmigo… me es necesario doblar mis fuerzas a fin de no desfallecer en el camino y para esto tengo necesidad de ti. Me inquietan las tinieblas, las tentaciones, las arideces, las cruces, las penas… ¡Oh cuánta necesidad tengo de ti! Séptimo día: Haz que te conozca, como tus discípulos, al partir el pan. Esto es: que la unión eucarística sea la Luz que disipe las tinieblas, la fuerza que me sostenga y la única alegría de mi corazón… Quédate, Señor, conmigo, porque cuando llegue la muerte quiero estar unido a ti, si no realmente por la Santa Comunión, al menos con la gracia y por el amor… Octavo día: ¡Quédate, Jesús, conmigo!... No te pido tu Divina consolación, porque no la merezco, pero el don de tu santísima presencia… ¡Oh sí, te lo pido! ¡Quédate, Señor, conmigo! A ti solo busco: tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu corazón, tu espíritu, porque te amo y no quiero otra recompensa que amar. Noveno día: ¡Quédate conmigo, Señor, porque, aunque mi alma sea tan pobre, desea ser para ti un lugar de descanso, un nido de amor…! Quédate Jesús, conmigo porque se hace tarde y el día declina… Esto es para esta vida, se acerca la muerte, el juicio, la eternidad… ORACIÓN DE INTERCESIÓN El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo el bien e intercediendo por nosotros.(pedir la gracia) Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Santo Padre Pío, ya que durante tu vida terrenal mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre Misericordioso por los que sufren. Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes pasan la noche insomnes; visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una “noche oscura” y desesperan; toca los miembros y los músculos que han perdido movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustias; disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad. Amén ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ
Tiernísima Madre de Dios y de los hombres que, bajo la advocación de la pura y limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí, miraste con ojos de misericordia por más de cuatro siglos a todos los que te han implorado, no deseches ahora las súplicas de este tu hiio, que humildemente recurre a Tí. MARÍA DE ITATÍ (Canción)
Tuya es la luna, Madre de Sol. De ojitos negros y tez morena, Correntinita, Madre de Dios. Azul el manto como tu río, Blanca mantilla de *ñandutí. Reina y Señora por cuatro siglos, Sos pura y limpia, María *Itatí. Carita de nogal, manitos de *timbó, *Che sy de los *avá, del viejo *Yaguarón. Vos sos tierra sin mal, Y estás llena de Dios; Mira nuestra orfandad, Cura nuestro dolor. Mostranos a Jesús, Danos tu bendición. Como los indios en otros tiempos, Necesitamos saber que estás, Curando el alma de nuestro pueblo, Que se desangra en su identidad. En tu silencio y entre tus manos, Caben las penas del *poriahú. Vivimos todos crucificados, Quedate cerca de nuestra cruz.
Timbó: árbol corpulento, que en la mitología guaraní simboliza el amor paternal y la lealtad. Che sy: mi madre. Avá: hombre indio Yaguarón: nombre del poderoso cacique guaraní que vivía en las proximidades del actual pueblo de Itatí. Poriahú: pobre. NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ
*HACEMOS CON PROFUNDA FE LA SEÑAL DE LA CRUZ. *REZAMOS EL ACTO DE CONTRICIÓN. (Confesamos nuestros pecados y pedimos perdón por haberlos cometido). *HACEMOS LA ORACIÓN A LA VIRGEN DE ITATÍ. (Se reza todos los días al comenzar la novena) Tiernísima Madre de Dios y de los hombres que, bajo la advocación de la pura y limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí, miraste con ojos de misericordia por más de cuatro siglos a todos los que te han implorado, no deseches ahora las súplicas de este tu hijo, que humildemente, recurre a Tí. Atiende mis necesidades, que Tú mejor que yo las conoces, y sobre todo, Madre mía, concédeme un gran amor a tu Divino Hijo Jesús, y un corazón puro, humilde y prudente, paciencia en la vida, fortaleza en las tentaciones y consuelo en la muerte. Así sea. *LEEMOS LA MEDITACIÓN DEL DÍA CORRESPONDIENTE, REFLEXIONAMOS SOBRE ELLA Y PEDIMOS LA GRACIA. PRIMER DÍA Oh tiernísima Madre de Jesús, que eres Virgen hecha Iglesia y elegida por el Padre Celestial, para madre de su único Hijo, ruega por nosotros a tu Divino Hijo, Señor y Maestro nuestro para que nos conceda la gracia de ser sus verdaderos discípulos. Tierna Madre de Itatí, concédenos la gracia que te pedimos, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y para bien de nuestras almas. Así sea. SEGUNDO DÍA: Oh, Santísima Virgencita de Itatí, llenos de amor y confianza, acudimos a Ti para implorar tu protección. Mira nuestras aflicciones, cura nuestros dolores, preséntanos a Jesús y danos tu bendición. Tierna Madre de Itatí, concédenos la gracia que te pedimos, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y para bien de nuestras almas. Así sea. TERCER DÍA: Piadosísima Madre, te suplicamos que infundas en nuestras almas un auténtico sentimiento misionero, para que abandonando las sendas del error, caminemos tras las huellas de Jesús, anunciándolo y dando testimonios de fe y esperanza. Tierna Madre de Itatí, concédenos la gracia que te pedimos, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y para bien de nuestras almas. Así sea. CUARTO DÍA: Dulce Madre de Dios, incrementa en nuestros corazones el amor hacia los pobres y oprimidos. Has que seamos solidarios con los necesitados y cada vez más generosos en las obras de misericordia, para que así podamos servirte y amarte con todo nuestro ser. Así sea. QUINTO DÍA: Oh Santísima Virgen, que con infinito amor cobijaste contra tu pecho al Divino Niño, imploramos tu bendición de Madre para nuestras familias. Ayúdanos a permanecer unidos en la fe para que podamos crecer y vivir como auténticos hijos tuyos. Así sea.
Oh Madre de Misericordia y poderosa intercesora ante tu Divino Hijo, dirige tu mirada sobre nuestras comunidades, para que ellas, renovadas en la fe, puedan vivir en justicia y fraternidad. Así sea.
Oh Santísima Virgen, Reina de la Iglesia, te rogamos que acrecientes la gracia en las almas de tus sacerdotes y religiosas, para que puedan cumplir con su misión de instaurar el Reino de Dios en el mundo. Así sea.
Tierna Madre de Itatí, danos serenidad de espíritu y un corazón humilde y sencillo para que, con renovado asombro, podamos comprender las promesas de las Bienaventuranzas y hacer que ellas sean para nosotros sostén en las tribulaciones y esperanza de salvación eterna. Tierna madre de Itatí, concédenos la gracia que te pedimos, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y para bien de nuestras almas. Así sea. Oh Madre nuestra, te pedimos que desde Itatí irradies sobre la Argentina y el mundo entero tu Luz celestial, para consuelo de los necesitados, los que están sin trabajo, los enfermos y desconsolados. Te lo pedimos a Ti, porque en tus manos de madre, caben todas las penas de los más pequeños. Tierna Madre de Itatí, concédenos la gracia que te pedimos, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y para bien de nuestras almas. Así sea. Tierna Madre de Itatí, Ruega por nosotros
Oración ante Venimos a consagrarnos a Ti, Ante Origen de nuestro pueblo correntino Y signo de tu inmenso amor por nosotros. Ilumínanos con tu Espíritu, Para conocerte más Y seguir tus pasos, Abrazarnos a tu cruz Y vivir en tu amistad, Para vencer contigo el pecado, La muerte y el mal. ¡Jesucristo, vida y esperanza nuestra! Recuérdanos siempre Que el amor todo lo puede; Que compartir con los más pobres Nos hace misioneros de tu misericordia, Y nos muestra el camino Que nos lleva al cielo. -Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos. -Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA CRUZ DE LOS MILAGROS
MADRE MÍA AUXILIADORA DE MIS HIJOS ¡Madre mía, Auxilia
![]() Que esta palabra sea el grito de mi corazón desde la aurora.
¡Oh María! Que tu bendición los acompañe, los guarde, los defienda, los anime, los sostenga en todas partes y en todas las cosas.
Cuando ante la presencia del Señor le ofrezcan sus tributos de alabanza y oración, cuando le presenten sus necesidades, o imploren tus divinas misericordias, ¡Madre mía Auxilia a mis hijos!
Cuando se dirijan al trabajo donde el deber los llama; cuando pasen de una ocupación a otra, a cada movimiento que ejecuten, a cada paso que den y a cada nueva acción, ¡Madre mía Auxilia a mis hijos!
Cuando la prueba venga a ejercitar su debilísima virtud y el sufrimiento se presente ante sus ojos; cuando la Divina Misericordia quiera instruirlos y purificarlos por el sufrimiento, ¡Madre mía, Auxilia a mis hijos! Cuando las pruebas y tentaciones están a punto de seducirlos con los atractivos del placer, las violencias de las pasiones y los malos ejemplos, ¡Madre mía, Auxilia y reserva de todo mal a mis hijos!
Cuando se acerquen a la Sagrada Mesa para alimentarse con el pan de los ángeles, ¡Madre mía, Auxilia a mis hijos!
Cuando en la noche se dispongan al descanso a fin de continuar con nuevo fervor al día siguiente su camino hacia la eterna Patria, ¡Madre mía, Auxilia a mis hijos! Que tu bendición, Madre mía, descienda sobre ellos, en el día, en la noche, en el consuelo, en la tristeza, en el trabajo, en el descanso, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte, y que ésta no sea repentina, ¡Auxilia a mis hijos! Así sea. (Tres Ave Marías)
Con licencia eclesiástica
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE AMÉRICA Virgen de la esperanza, Madre de los pobres, Señora de los que peregrinan: óyenos. Un niño pobre, que nos hace ricos. Un niño esclavo, que nos hace libres. Y arranca del corazón de tantos hombres, El egoísmo que empobrece. Somos el Pueblo de Dios en América. Autor: Cardenal Eduardo Pironio
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE POMPEYA ¡Oh Virgen Santísima del Rosario de Pompeya! alentado por tus palabras: “Si quieres tener alguna gracia recurre siempre a Mí, que soy tu Madre”, no puedo menos que venir lleno de esperanza ante el trono de tu misericordia, en este templo de Pompeya, que para remediar nuestros males han querido colocar, también, en Corrientes, a fin de socorrer a los enfermos, consolar a los afligidos y liberar a los oprimidos por la fatiga y trabajo de la vida, otorgando a todos tu mediación. Dígnate, ¡OH Madre querida!, dirigir hacia mí tu piadosa mirada y concédeme la gracia … que humildemente solicito a tu maternal corazón. En agradecimiento, yo te prometo vivir cristianamente, propagar tu devoción, en especial el Santo Rosario y el amor a tu Divino Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. AMEN
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN |
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